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jueves, 29 de septiembre de 2011
Mägo de Oz
Mägo de Oz es simplemente amor, poesía, dolor, vida, muerte... ¿Qué no es Mägo de Oz? Nadie se detiene a oírlos ya que, por alguna razón, odian el rock. No tenéis cultura musical. Mägo te puede hacer ver las cosas del modo más ético posible, te puede ayudar a superar tus problemas, te aconseja, te mima, te cuida, te sentirás identificado en cada momento de tu vida con cualquier canción de Mägo. Como siempre digo: "Mägo de Oz. Un sentimiento, una canción". Cuando te sientas eufórico, escucha La Posada de los Muertos o Vodka'n Roll
Si estás deprimido por un mal de amores, escucha Siempre.
Si tienes añoro a un ser querido que ya no esté, escucha Desde mi cielo
Si lloras, deja de llorar.
Muy pocos sentimientos para tantas canciones :$
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Mujer de Ingle Inquieta. Txus di Fellatio, El cementerio de los versos perdidos.
Ayyyy! Putillas mías (L)
Mujer de ingle inquieta
que no das besos sin contrato,
aunque sea verbal, por un rato,
y aunque el papiro sea tu teta.
Aparcas tus sueños en cuerpos anónimos,
y haces de tu cama un despacho,
donde follar y llorar son sinónimos,
donde el olor a fingido da empacho.
Reina del Champán en un piso barato,
princesa de la seda en la boutique del desencanto.
Arrendaste tu inocencia, hiciste un mal trato.
Y la luna llora tu estrella y…, ¡duele tanto!
Mujer de ingle inquieta,
llamadas ‘las trotonas’ en Toledo,
donde más valía una teta
que diez versos de Quevedo.
Que entre ponte bien, y estate quieta,
el virgo un día perdiste,
y en esto te convertiste:
en Mujer de ingle inquieta.
Mujer de ingle inquieta
que no das besos sin contrato,
aunque sea verbal, por un rato,
y aunque el papiro sea tu teta.
Aparcas tus sueños en cuerpos anónimos,
y haces de tu cama un despacho,
donde follar y llorar son sinónimos,
donde el olor a fingido da empacho.
Reina del Champán en un piso barato,
princesa de la seda en la boutique del desencanto.
Arrendaste tu inocencia, hiciste un mal trato.
Y la luna llora tu estrella y…, ¡duele tanto!
Mujer de ingle inquieta,
llamadas ‘las trotonas’ en Toledo,
donde más valía una teta
que diez versos de Quevedo.
Que entre ponte bien, y estate quieta,
el virgo un día perdiste,
y en esto te convertiste:
en Mujer de ingle inquieta.
Si tú, yo. Txus di Fellatio, El cementerio de los versos perdidos.
Si yo, tú.
Si caes, yo contigo,
y nos levantaremos juntos
en esto unidos.
Si me pierdo, encuéntrame.
Si te pierdes, yo contigo,
y juntos leeremos en las estrellas
cuál es nuestro camino.
Y no existe, lo inventaremos.
Si la distancia es el olvido,
haré puentes con tus abrazos,
pues lo que tú y yo hemos vivido
no son cadenas…
ni siquiera lazos:
es el sueño de cualquier amigo,
es pintar un ‘te quiero’ a trazos,
y secarlo en nuestro regazo.
Si yo, tú.
Si dudo, me empujas.
Si dudas, te entiendo.
Si callo, escucha mi mirada.
Si callas, leeré tus gestos.
Si me necesitas, silba
y construiré una escalera
hecha de tus últimos besos,
para robar a la luna una estrella
y ponerla en tu mesilla
para que te dé luz.
Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.
Si yo, tú.
Si tú, conmigo.
Y si te arrodillas
haré que el mundo sea más bajo,
a tu medida,
pues a veces para seguir creciendo
hay que agacharse.
Si me dejas, mantendré viva la llama
hasta que regreses,
y sin preguntas, seguiremos caminando.
Y sin condiciones te seguiré perdonando.
Si te duermes, seguiremos soñando,
que el tiempo no ha pasado,
que el reloj se ha parado.
Y si alguna vez la risa
se te vuelve dura,
se te secan las lágrimas
y la ternura,
estaré a tu lado,
pues siempre te he querido,
pues siempre te he cuidado.
Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
sólo recobra la cordura
para morir.
Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú,
y eso me calma,
y eso me cura…
Si yo, tú.
Si tú, yo.
Sin ti, nada.
Sin mí, si quieres, prueba.
Si caes, yo contigo,
y nos levantaremos juntos
en esto unidos.
Si me pierdo, encuéntrame.
Si te pierdes, yo contigo,
y juntos leeremos en las estrellas
cuál es nuestro camino.
Y no existe, lo inventaremos.
Si la distancia es el olvido,
haré puentes con tus abrazos,
pues lo que tú y yo hemos vivido
no son cadenas…
ni siquiera lazos:
es el sueño de cualquier amigo,
es pintar un ‘te quiero’ a trazos,
y secarlo en nuestro regazo.
Si yo, tú.
Si dudo, me empujas.
Si dudas, te entiendo.
Si callo, escucha mi mirada.
Si callas, leeré tus gestos.
Si me necesitas, silba
y construiré una escalera
hecha de tus últimos besos,
para robar a la luna una estrella
y ponerla en tu mesilla
para que te dé luz.
Si yo, tú.
Si tú, yo también.
Si lloro, ríeme.
Si ríes, lloraré,
pues somos el equilibrio,
dos mitades que forman un sueño.
Si yo, tú.
Si tú, conmigo.
Y si te arrodillas
haré que el mundo sea más bajo,
a tu medida,
pues a veces para seguir creciendo
hay que agacharse.
Si me dejas, mantendré viva la llama
hasta que regreses,
y sin preguntas, seguiremos caminando.
Y sin condiciones te seguiré perdonando.
Si te duermes, seguiremos soñando,
que el tiempo no ha pasado,
que el reloj se ha parado.
Y si alguna vez la risa
se te vuelve dura,
se te secan las lágrimas
y la ternura,
estaré a tu lado,
pues siempre te he querido,
pues siempre te he cuidado.
Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
sólo recobra la cordura
para morir.
Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú,
y eso me calma,
y eso me cura…
Si yo, tú.
Si tú, yo.
Sin ti, nada.
Sin mí, si quieres, prueba.
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